Las Hadas como seres de la naturaleza nos acercan a su conocimiento de manera sutil, como quien comienza a descubrir un mensaje escondido en la poesía.
El chamán feérico (feérico= sobre hadas) es un poeta que interpreta el sonido del viento y el ardor del fuego en su alma. Es salvaje y calmo. Libre en la ensoñación y el viaje astral, pero presa cuando duda.
Acercarse a las Hadas implica explorar la naturaleza del mundo, así como explorar la naturaleza del hombre porque a fin de cuentas, un volcán resulta ser la expresión del estallido de la voluntad, una cascada resulta en el fluir y la paz, los vientos salvajes representan la volatilidad de las ideas del hombre y la tierra es la cuna fértil para materializarlo todo.
Las Hadas nos son ni buenas ni malas porque así es la naturaleza y de la misma forma somos los seres humanos, es por eso que resulta fácil encontrarlas, comunicarnos e identificarnos con ellas.
Quien trabaja con Hadas recibe una misión muy importante, porque se compromete a sanar la Madre Tierra en todos sus planos: el físico y los etéricos. No es cualquier cosa.
Las Hadas más allá de toda fantasía son una explicación y un camino.
Hadas, vengan, llévenme de este
mundo opaco
para montar el viento
con ustedes
correr en la cresta de la marea despeinada
y danzar por encima de las montañas
como un fuego.
Del poeta William Buttler Yeats (La tierra del deseo del corazón 1894)
Escrito por Karla M. Solano- Esfeeri- en el consultorio de esoterismos PSIRIO
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